sábado, 29 de septiembre de 2007

El vacio de H1

Un peón se mueve lentamente por el tablero. Dudativamente se sitúa con una emoción reprimida dentro de los huesos del señor D. Señor suena muy formal, mejor solo D. La expectativa se crea ente el movimiento de apertura. Ya no se puede volver atrás ahora. En realidad nunca es posible, el volver es una de esas ilusiones que nos gusta permitirnos incluso cuando no la ignoramos.

-No puedo creer que en realidad estemos jugando.

-Me has pedid que juguemos. Hace tanto tiempo ya que nadie quiere hacerlo, no pude negarme. A la mayoría le doy miedo. ¿Crees que podrás ganarme?

-No lo se. Por lo menos no ahora.

El lento devenir del juego existe en su propio universo. Jugando con los colores, el tablero es azul y rojo. El blanco y negro es demasiado aburrido para la ocasión. D tiene las piezas rojas. Habría preferido piezas amarillas, pero es un mal color para el ajedrez. Hay que atenerse, algunas veces, a las leyes de lo apropiado.

Solamente se han movido los penes. Ambos están a la expectativa. Parecen respetarse, pero en el caso de D es algo mas parecido al miedo que al respeto lo que siente. Miedo al fracaso, la tentativa de la derrota. No le gusta perder. Eso se dice de aquellos que gustan demasiado de la victoria. A nadie le gusta perder. El caballo azul se mueve.

-¿Has decidido cambiar de táctica?

-No.

-Entonces pretendes generar en mí una reacción.

D mueve otro peón. Sus movimientos dejan ver una estrategia extraña. Busca generar una expectativa ante la inmovilidad de su línea de fondo. Dos movimientos más y el escenario estarán listo. En el ajedrez la importancia de la correcta colocación es prioridad. La colocación da control. D esta seguro de que sorprenderá a la Muerte. Mueve otra vez el mismo peón. Sabe que no perderá ninguna pieza por lo menos en los próximos tres movimientos.

-¿Por qué confías tanto en tus peones? No son piezas muy fuertes dentro del juego, su número los delata como débiles.

-Su número es provechoso. Es cierto que su movilidad es limitada, pero no todo es movimiento. Hay muchas formas de usar la fuerza. Podría incluso usar la ausencia de fuerza.

-Hablas con seguridad.

El ultimo peón esta situado. Nada en el tablero indica que la estrategia sea descubierta. Ninguna pieza ha sido removida aun, eso es una buena señal. El enroque permitirá la seguridad necesaria. Un juego mental, eso es el ajedrez. Todos lo dicen, pero no conocen la magnitud de esa verdad. Nadie conoce la magnitud de las verdades, las verdades son siempre demasiado amplias para el ojo humano. Ahora D permanecerá con un aspecto meditativo por un momento. Interpretar el papel de ingenuo, hacer creer que no tiene un plan trazado. O que por lo menos no esta aseguro de el.

-¿Por qué me has pedido que jugáramos?

-Lo vi en una película. Fue hace ya mucho tiempo.

-¿Y que sucedía?

-El héroe trágico sacrifica su victoria por la vida de una familia. Algo poco inteligente si me preguntas.

- No pensaba hacerlo. Sin embargo me parece interesante que creas eso. ¿No tienes a alguien por quien te sacrificarías?

- ¿Es eso una oferta una amenaza?

-Es una pregunta que no responderás. Llevas mucho tiempo pensando tu siguiente movimiento. Empiezo a creer que dudas e tu estrategia inicial. Sabes suelo causas esa sensación a las personas.

La confianza invade a D en silencio, sin que ninguno de sus músculos se permita disfrutarla. El enroque es ahora la meta más cercana. El primer movimiento para eso es sacar el caballo del rey del medio. Lo hace lentamente.

-¿Has decidido cambiar de táctica?

-Yo hice esa pregunta ya.

Una sonrisa. El tiempo muchas veces puede parecer una ilusión, a tal grado que llegamos a encontrar una o dos eternidades por día. Esta vez le parece a D que la sonrisa había durado una eternidad, pero no esta aseguro de poderlo llamar una ilusión. Un alfil azul lo saca del letargo. Otro movimiento defensivo, sin el deseo de situar piezas. Ahora se mueve el alfil rojo que debe hacerlo, con la confianza de siempre escondida un poco. Nada había cambiado la situación. El movimiento no es sinónimo de cambio, a veces el cambio sirve para mantener las estructuras, las ideas originales. Un peón azul se adelanta y queda vulnerable ante un ataque del recién colocado alfil. Quizás sea una trampa. No importa, a partir del enroque el tablero será propiedad individual. El único movimiento que suele hacerse con ambas manos. La defensa esta creada a través de todo el tablero.

-Enroque.

-Supuse que harías eso.

-¿Habrás descifrado mi estrategia? — (hay que mencionar que en su voz se dejo ver un poco de miedo)

-No.

-¿Mientes?

-Nunca miento. Toda mentira es una ficción, una creación. Y, por la misma naturaleza de mi ser, no soy capaz de crear. Ergo, no me es posible mentir.

Amparado en la silenciosa aprobación del oponente, ambos se ven a los ojos. Hay algo en el aire (frase muy usada). Al volver la mirada en el tablero, los oponentes volvieron a ese tiempo compartido en proporciones exactas a la pericia de cada uno. D observa como la reina azul hace un movimiento tentativo. Al volver la mirada sobre los pasados movimientos se da cuenta de que hay un indicio de estrategia. Una muy extraña, que consiste en utilizar la movilidad, y consecuentemente peligrosidad, de la reina para crear una distracción. Le parece a D que es una estrategia más que digna de su adversario. Sabía como contrarresta.

La lenta maquinaria empezaba a tomar forma y velocidad. Su propia estrategia tiene la ventaja de la posición. Es dueño del tablero, es dueño del juego. La confianza se apodera de su cuerpo, sabe que pasara. Sabe que la reina azul se moverá hacia el área con menos piezas, donde podrá moverse mejor, justo sobre el rey rojo enclaustrado en su torre. Sabe que si la persigue otras piezas aludirán ignorancia y se moverán al centro del tablero. Sabe que puede amagar un movimiento para tomar ambos alfiles en cinco movimientos. Sabe que tiene la partida ganada.

D mueve su propia reina un espacio hacia delante para hacer algo de tiempo.

-Me has dicho que la idea de retarme la tomaste de una película.

-Si.

-Y que el retador de ese juego se sacrifica.

-Así es.

-Dime, ¿Por qué hacerlo peder la partida de esa forma?

-Por esperanza.

-¿Es esperanza? Digo, ¿existe esperanza en la derrota?

-No exactamente. Veras, existe la posibilidad de que si el héroe trágico no hubiera conocido a esa familia habría ganado, al no verse en el conflicto ético de arrastrarlos si perdía. Es algo que no se dice, pero que se cree, que se deduce. De eso se trata la esperanza, de creer, de fe. Por eso muere al último la esperanza.

-Entonces crees que puedes ganarme.

-Cuando lo preguntaste antes te dije que no estaba seguro. Pero la verdad es que a mi no me gusta la esperanza. Esta basada en un principio de irracionalidad, y eso para un ajedrecista es trágico.

-Claro.

La reina azul se ve forzada al movimiento para evitar el peligro, se mueve en línea recta hacia atrás, frente a la torre, en el lugar de un peón ausente. Luego, la reina roja toma un peón para poder tomar una mejor posición al centro. Al siguiente movimiento, la misma reina toma un alfil azul. Dos movimientos más tarde que eso, un caballo rojo toma el último alfil azul. Empiezan a escasear las piezas para le movimiento y noto la dificultad de narrar un encuentro de ajedrez para alguien que es pésimo ajedrecista.

-Jaque

D había hecho un movimiento y había logrado un jaque. El rostro de su adversario denotaba asombro. Un jaque combinando el dominio que tenía sobre el centro del tablero con sus dos alfiles. Ahora la muerte pensaba en como salir del jaque. Pero era inútil, el jaque no era en si una amenaza, sino una distracción. Así podría perseguir a la segunda línea contraria y terminar de eliminar a la primera. La torre de A8 primero. Mueve y toma la torre con su propia reina.

-El jaque era una distracción. Interesante estrategia, buscas desarmarme.

-Empiezas a ver el panorama.

-Es verdad, no habría adivinado que eso querías hacer. La verdad no soy muy bueno con las estrategias, soy mas bien un buscador de oportunidades.

-Eso suena a sarcasmo.

-Si es verdad.

La muerte ve el tablero y sonríe. D observa en sus ojos una realidad insostenible. La preocupación del jaque había desaparecido. Ahora se siente observado con inquisidora curiosidad. Mueve su reina y toma otro peón. Luego de un momento de observar el tablero, la Muerte hace el movimiento final. Adelanta la reina y devora el peón que esta en H2. Ahora la reina como al borde de un precipicio, esperando poder volar. Jaque mate.

-¿Jaque mate?

-Claro. Confiaste demasiado en tu estrategia que no viste el peligro que había desde que deje de mover mi reina.

-No puede ser, unos movimientos más y la partida habría sido mía. ¿Cómo no pude ver eso?

-Te repito, estabas demasiado confiado.

-No, no puede ser, lo habría visto.

-Cuando moviste tu reina de C7 eliminaste el único movimiento que habría contrarrestado el jaque, aun a costa de tu propia reina, yo habría perdido la mía y probablemente una torre en los movimientos siguientes. Pero escogiste ignorarme y trazar tu plan. En realidad has jugado poco contra mí, has jugado mas hacia ti, colocándote, y creyendo que mis movimientos defensivos eran tan poca amenaza que no llegaría a ganarte.

-¡No puede ser!

-De cualquier manera, ¿Qué esperabas de haberme ganado? ¿Inmortalidad? No, no. Quizás habrías ganado un poco de tiempo, inútil tiempo que gastarías en buscar la salvación divina o hedonismo. No sabrías nunca para que sirve la vida. Especialmente cuando soy yo quien la define…he ganado, ahora salta del balcón.