La distancia es latente
en las miradas desertoras
que se dejan caer
sobre le sofá de la ironía.
Todos y ninguno,
formula fatal del deseo
que se esconde
en los rincones de la sangre
que emana por mi piel.
El constante martillar
del recuerdo ajeno
y las pálidas ventanas
de la soledad en ruinas
me despiertan ante los dioses
del tiempo y la muerte.
Habría que descubrir
esqueletos en el armario.
¿Será posible esconderse
por siempre del tiempo
que rodea al olvido?
en las miradas desertoras
que se dejan caer
sobre le sofá de la ironía.
Todos y ninguno,
formula fatal del deseo
que se esconde
en los rincones de la sangre
que emana por mi piel.
El constante martillar
del recuerdo ajeno
y las pálidas ventanas
de la soledad en ruinas
me despiertan ante los dioses
del tiempo y la muerte.
Habría que descubrir
esqueletos en el armario.
¿Será posible esconderse
por siempre del tiempo
que rodea al olvido?
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