miércoles, 17 de septiembre de 2008

Camino y recuerdo

Caminar despacio
sobre los vidrios rotos,
la melancolía de siempre
que recorre mis venas
en la cotidiana indiferencia
de las sonrisas amables.

Ya no siento las ausencias,
ya no sueño con volver a ver
a la diosa del deseo
y el árbol del bien y el mal,
el mar se calma un poco.

El silencio se apodera
de mi contexto inmediato,
siento el mundo inerte a mi alrededor,
poco a poco dejo de ser
lo que la inmaculada soledad
me ha vuelto.

Ya no existe nada, ya no queda nada,
no olvido la ilusión de los dioses
que se amaron, y crecieron
separados por un mar de cantos
y promesas infinitas.

La memoria me ataca,
y sonrío ante la solicitud
de un invierno más
recordando las palabras
mas hermosas que conozco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre opto por no comentar. Por no interferir en el camino que has elegido. Pero hoy es una de esas noches en las que todo ese ruido de fondo se apaga en la soledad de la noche y en mi mente aparecen cosas que no terminan de enterrarse aunque la luz del dia a veces consiga convencerme de lo contrario. Ni si quiera sé qué decir que no te haya dicho ya o que en el fondo todavía no sepas. En todo caso, dejar huella por dejar una huella. Recordar que la vida que ahora tengo no siempre fue mi verdad, si es que alguna parte de mi piensa que vivo en la verdad ahora mismo. Diria tantas cosas que todas se agolpan en la salida. Quizás en este tipo de noches debería amordazarme para no hacer cosas que no debería... pero en el fondo, me da lo mismo. No sabes cómo quieren dolerme tantas cosas y no les dejo. No sabes tantas cosas... y yo no sé nada. Nada, eso es lo que debería haber escrito... nada. Ya es tarde.

Saludos desde mi memoria noctámbula.

Mercader de Conciencias dijo...

Es bueno saber que al menos me escribes...