jueves, 27 de noviembre de 2008

Ligero andar

Las ruinas indiferentes
sostienen en sus manos
las lineas del tiempo
que se pierde entre suspiros
de noctambulas solemnidades.
Estas lágrimas imaginarias
son los símbolos del retiro
de aquel viejo edén
de despreocupada inocencia.
Todos los soles brillan
hacia otras direcciones.
El mar de sombra
revolotea en mis manos,
aprisionando mis fantasías
de luz y melancolía.
El impetuoso destino
de unos pasos vacíos
siempre se enciende
con las llamas del olvido.

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