martes, 14 de agosto de 2007

Solitari sol

Concedo espacio a lo que quiero observar, cambio mis supuestos básicos para adaptarme a mi mismo. El querer se vuelve en el saber, y siempre es el mismo resultado. Esta ecuación, que es sin ser, se resuelve siempre dentro del mismo pensamiento obtuso. Obtengo lo que es, encontrando nada a mi alrededor. Soledad. así se resuelve el problema inicial, ese es el equivalente simplificado.
Condicionada por la entereza de lo absoluto, porque la soledad real es absoluta, se esconde entre multitudes de consecuencias. La movilización en esta situación se vuelve externa y simbólica. Correr para terminar en el mismo lugar. Siempre a la misma distancia de todo, siempre dos segundos mas lejos de lo que debería. La perspectiva que permite esa distancia bendice a las opiniones que se vuelven extranjeras frente a las comunes y al mismo tiempo extrañamente coherentes. Las pasiones se vuelven también distintas. Se vuelven direccionales y se mantienen relacionadas entre si según su movimiento.
Las pasiones que se despiertan desde un foco externo y sensual se vuelven débiles, pero con la posibilidad de la reconsideracion espontánea como prioridad. Lo interno y racional se vuelve primordial y constante, que se mantiene siempre dentro de sus limites y siempre en contacto con ellos.
La soledad mantiene al ser humano en un estado de equilibrio casi constante, pero solo cuando es absoluta (real) y cuando se logra comprender y asimilar. Pero la soledad también corroe. Se enraiza en los ojos y nos ciega, nos mantiene sobrios, pero puede llegar a darnos una sobriedad embriagante. Quien no sabe llevar la soledad se mantiene enfermo en su propia burbuja de negación y contradicciones.
El tener y el no tener se conjugan sobre el mismo objeto y con las mismas frases. La locura y sus imperantes soluciones dentro de un marco perfecto de lógica interna. La locura, amante trágico de la soledad. Y así se va el mundo, se va la luz de los ojos, y desciende la ambivalencia de este concepto. La poesía se conjuga con el infinito, la sangre se disuelve en suspiros no escuchados,
y el ser se envuelve en la nada. La soledad se sostiene a si misma en las manos ajenas, aunque esas manos tiemblen.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Segunda lectura.
Hay algo en tus palabras que me hacen sentir como rata de laboratorio (y no porque lo haya sido, esta claro).
Demasiada verdad junta. Me ha llamado la atención eso de la burbuja... quizás sea lo que hablamos del hiperrealismo...
no se si deberia considerarme de esos que nos saben llevar la soledad, en ese caso me pareceria una injuria y tomaria cartas en el asunto.
Muy bueno. Un beso.

Anónimo dijo...

...hay algo en estas palabras que me encanta...a decir verdad de todo lo que has escrito es de lo que más me gusta (junto con los poemas en los que participo, por mero amor propio...jaja, y tu primer cuento, bueno me gusta todo, hasta lo que no entiendo)...
...aqui te encuentro tan inteligente que me da miedo...