jueves, 24 de enero de 2008

Inconpletamente

Días de ocio
que se acaloran
en la cocina del deseo
de los fríos y húmedos
dedos de la misericordia.

Decir adiós con la mano
se vuelve un acto
de desacato a la autoridad
de las despedidas largas.

Oscuridad demencial
en los ojos perfectos
de quien se esconde
detrás de la epifanía
de una imagen perfecta.

Sumar es un juego
de dioses impertinentes
con la cornea desfigurada
por los besos
que no se han dado.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

....pero se darán.